El camino hacia el infierno en Internet, hacia el abuso de menores en la Darknet, atraviesa caminos terrosos y llenos de maleza en el chaco húmedo de Paraguay. Las ramas rozan el vehículo todoterreno. Una puerta de madera detiene el viaje: propiedad privada. Un niño de unos diez años está de pie en una de las puertas. La abre por una pequeña cantidad de dinero. El destino es un refugio junto al río, al final del camino.
Los árboles de la selva crecen hasta el cielo. A la orilla del río, un merendero cubierto y un embarcadero. Es el rincón idílico donde terratenientes ricos pasan sus fines de semana. Más allá, bosque adentro, algo escondida, hay una cabaña de una planta con un pasillo abierto que sirve de alojamiento para empleados. Durante años, una de las mayores plataformas de distribución de contenidos de abuso infantil del mundo era dirigida desde aquí, por un ciudadano alemán.
La escena del crimen se encuentra en el centro de Paraguay, no lejos de las ciudades de Belén y Concepción. En la primavera de 2021, Christian Manfred K fue detenido aquí por una cooperación internacional entre la Oficina Federal de Policía Criminal alemana (BKA, por sus siglas en alemán) y las autoridades paraguayas mientras dirigía la plataforma “Boystown” desde un colchón. El foro de internet estuvo activo entre 2019 y 2021 y tenía 400.000 usuarios que compartían videos y películas de abuso sexual infantil.
CORRECTIV y el magacín Frontal de la televisión pública alemana ZDF vieron las fotos de la detención de K. La operación se llamó “Hades”, el nombre del inframundo en la antigua Grecia.
Colchón sucio, habitación llena de basura
Las imágenes muestran que el abusador, ahora de 60 años, fue pillado in fraganti. Cuando los investigadores paraguayos, junto con los agentes de la BKA, irrumpieron en el alojamiento, K estaba justo online y administrando el foro. Así es como la fiscalía accedió al servidor, y descubrió que estaba en Moldavia.
Las imágenes de la detención muestran que, obviamente, K no ganaba dinero dirigiendo la red alemana “Boystown”: el hombre se ve descuidado. Los pantalones y el saco cuelgan de su escuálido cuerpo; la espesa barba y el largo cabello le hacen parecer un fugitivo. Las fotos muestran un colchón sucio y una habitación llena de basura.
Al parecer, el gran foro de abuso a menores era conducido por una suerte de mendigo.
Durante más de siete años, la cabaña en la selva junto al río sirvió como refugio seguro para el alemán Christian Manfred K. A cambio de alojamiento y comida gratis y algo menos de 80 euros, cuidaba de la propiedad de vacaciones en el río. Hacía reparaciones y cuidaba el jardín. Su soledad sólo se veía perturbada en contadas ocasiones cuando los propietarios venían a hacer un asado y a pescar. Pero eso no ocurría a menudo. El resto del tiempo, controlaba la red de la “Boystown“ desde aquí como uno de los principales administradores desde la Darknet.
K fue extraditado a Alemania. En un vuelo nocturno de casi doce horas, los agentes de la BKA le llevaron primero a Madrid y luego a Alemania en un avión de Air-Europa en octubre de 2021. Este septiembre comenzó en el Tribunal Regional de Fráncfort el juicio contra él y tres cómplices detenidos en Alemania. Se les acusa de múltiples abusos a menores y de subir a internet y gestionar contenidos que muestran abuso sexual infantil.
En lo que va del juicio los cómplices de K han confesado lo que hicieron, pero éste no ha dicho nada, salvo que nada tiene que añadir a las declaraciones hechas a los agentes de la BKA. Los observadores anticipan que será un juicio rápido.
CORRECTIV y la revista Frontal de la ZDF se reunieron con las fiscales que participaron en la investigación internacional en Paraguay. Pudimos ver documentos de la fiscalía del estado suramericano y hablar con personas que conocían a K.
Los investigadores que rastrearon a K en el chaco
Irma Llano es jefa del departamento de cibercrimen de la fiscalía de Paraguay. Según las investigaciones, las víctimas y los usuarios de la web no eran paraguayos: “La web estaba dirigida más a los europeos porque allí se habla más el alemán y el inglés, no el español”, dice Llano. “Era como un fantasma que vino a Paraguay y volvió a desaparecer”.
Paraguay es un país ligeramente más grande que Alemania, pero donde sólo viven siete millones de personas. Las mafias de la droga argentinas, bolivianas y brasileñas lo utilizan como refugio. Aunque fluye allí mucho dinero de fuentes oscuras, Paraguay se libra en gran medida de las sangrientas guerras de bandas.
Este no es el primer alemán que migra a Paraguay. Tras la Segunda Guerra Mundial, numerosos fugitivos nazis se escondieron allí y en los años 80, otros más se trasladaron a ese país por miedo a la energía nuclear. Ahora los negacionistas del coronavirus y los anti-vacunas siguen sus pasos.
Asunción parece ser un lugar ideal para camuflarse contra problemas, amenazas o preocupaciones de una vida anterior. Quizás, esto es exactamente lo que buscaba Christian Manfred K. Hace diez años, supuestamente se dirigió a Fráncfort en un coche perteneciente a su empresa de taxis. Compró un tiquete aéreo a Paraguay, obtuvo un sello de entrada en el aeropuerto y nunca más se presentó ante las autoridades de Paraguay. Se escondió.
Al parecer, en aquella época, en Alemania, eludió la amenaza de investigaciones por posesión de fotos explícitas de su hijo adoptivo.
Investigación conjunta sobre los abusos a menores en la Darknet
A principios de 2020, la fiscal Irma Llano recibió una petición inusual a través de un enlace de la BKA en Suramérica para colaborar con una investigación internacional. Esta y una información de Estados Unidos habían conducido a una dirección IP, aparentemente de un alemán que dirigía el sitio “Boystown”, dedicado a difundir material de abuso sexual infantil. La pista llevó a Paraguay.
Pero ahí se acabó el rastro, porque en Paraguay no se exige ninguna prueba de identidad al comprar una tarjeta SIM para el uso de Internet móvil. Al parecer, esta ventaja también fue utilizada por K.
La fiscal Llano reunió a su alrededor un equipo formado únicamente por mujeres. No fue una coincidencia: para Llano, las mujeres son las mejores investigadoras en los casos de abuso de menores, ya que ellas mismas son más a menudo víctimas de delitos sexuales – y sobre todo no se dejarían sobornar en este tema. La corrupción impregna varias las autoridades estatales de ese país, incluido el poder judicial. Transparencia Internacional sitúa a Paraguay en la parte baja de una lista de 180 países con índice de corrupción, en el puesto 128 entre la República Dominicana y Yibuti.
Un despiste llevó a los investigadores a la pista
Un descuido de K hizo que las autoridades investigadoras se pusieran tras su pista: publicó una foto de su casa en medio del bosque en Facebook en 2014. Una flecha en una foto señala a una persona en el río, debajo está escrito “Christian”. Luego, cuando K creó la página con material de abuso sexual infantil, se olvidó de borrar su presencia en Facebook. Los investigadores dieron con su verdadero nombre con la ayuda de un correo electrónico con el seudónimo “Axyllo”. Y así también con su página de Facebook y su lugar de residencia, donde se produjo la detención.
Cuando K fue detenido en la cabaña en ese lugar del chaco junto al río, Llano estaba allí con dos de sus colegas, una de las cuales era Ana Laura Marecos.
La fiscal, de 32 años, se mostró sorprendida por la magnitud y las circunstancias del crimen. Cuando se dirigieron al alojamiento de K hace un año, Marecos iba preocupada: “Condujimos hasta allí de noche, apenas podíamos ver la carretera y teníamos la información de que podía estar armado”, dice la fiscal. La cabaña de K apestaba, había comida para perros y latas abiertas por todas partes. Marecos dice hoy que es difícil de creer las malas condiciones en las que vivía.
Y sin embargo: el alojamiento aislado ofrecía a K algunas ventajas para sus actividades. Una antena de radio no está lejos, así que siempre había una buena conexión a Internet incluso en la soledad del monte. Allí vivía recluido, pero no solo. Tuvo contacto con otros emigrantes, incluso con niños.
Un vecino servicial
El alemán Manfred Gärtner, nacido en Sajonia, vive a una hora en automóvil. El hombre había emigrado a Paraguay hace 31 años. Dirige un alojamiento turístico no lejos de la pequeña ciudad de Belén, en el norte de Paraguay. En algún momento, K apareció, dice. “Era un poco baboso, pero en general agradable”, dice Gärtner. Trabajaba bien, dice. A cambio de comida, alojamiento y un poco de dinero de bolsillo, se quedó a vivir allí. K también se ocupó del sitio web de Gärtner.
El rostro de Gärtner está curtido por el clima, tiene con él una bolsa plástica llena de cigarros que fuma incesantemente cuando habla con CORRECTIV. K vivió con ellos durante tres años y se sentaba a la mesa como “uno más de la familia”. Gärtner tiene dos hijos. En ese momento tenían la misma edad de muchos de los niños cuyos abusos se podían ver en el sitio web “Boystown”.
“Preguntamos a nuestros hijos”, dice Gärtner. K, nos aseguraron que no había pasado nada. “No sé cómo uno podría protegerse de una persona tan discreta como Christian”, dice hoy Gärtner.
Cuando K no trabajaba, nunca iba solo a la ciudad. En lugar de eso, pasaba el rato en su casa. Eso puso nervioso a Gärtner. Así que le consiguió un trabajo como guardia en la finca de la selva junto al río. Era lo que mejor para él, lo que le gustaba: la soledad total.
Gärtner teme que K pueda haber operado también el sitio con material de abuso sexual infantil a través de su computador. Por eso se denunció a sí mismo ante la BKA, la policía alemana, explica.
En los últimos años, K se había retirado por completo. Gärtner todavía tiene el tabaco que quería llevarle. No llegó a eso. Cuando la detención de K se hizo pública en Concepción, Gärtner quiso saber más. Encontró un mensaje en un foro: un usuario preguntaba si se podía perseguir a alguien por delitos en la darknet, K respondió: “Es poco probable que se descubra a un autor en la darknet”. Nombre de usuario: Axyllo. K había utilizado un correo electrónico con este nombre de usuario para crear el sitio web de Gärtner.
La detención conmocionó a una familia amiga de K
Además de Gärtner, una familia suiza también era amiga de K: Walter Schroder vive en Paraguay desde hace 25 años. Conoció a Monika Häflinger, que huyó de Suiza a Paraguay en 1999 por miedo a un posible desastre nuclear. Se trasladaron a Concepción y viven allí en una granja en una pequeña colina. En la entrada de su granja está la palabra “Bergli”. Hay tuk-tuks por todas partes que utilizan para vender helados caseros en Concepción.
K se ganó la confianza de la familia, fue un invitado permanente en la casa, incluso se quedó con ellos durante dos meses cuando una inundación anegó su casa cerca al río. Los suizos también tienen dos hijos: su hija Sarafina, que ahora tiene 18 años, y su hermano, un año menor. Una vez pasaron las vacaciones con K en el río.
“Fueron unas vacaciones normales. Siempre estaba ocupado, también tenía animales, perros. Íbamos mucho a nadar, era lo normal”, dice Sarafina, que entonces tenía diez años. “Estoy segura de que a veces estábamos en su regazo, a veces le abrazábamos”. Se sorprendió mucho por la detención de K. Ella lo había visto como “parte de la familia”. Sarafina dice que K no le hizo nada.
La madre Monika se siente culpable por haber confiado en K. “Dudé de mí misma. Me pregunté qué tipo de madre qué era”, dice. Inmediatamente les preguntó a los niños si les había hecho algo. Pero ambos respondieron negativamente.
La detención de K abre viejas heridas para la madre: un familiar abusó de ella cuando era pequeña en Suiza. No quería que sus hijos experimentaran lo que le había sucedido a ella.
Para los suizos, partir hacia Paraguay fue también una manera de escapar de los peligros de Europa. Pero, sin querer terminaron viviendo al lado de un alemán que dirigía uno de los mayores sitios para delincuentes pedófilos.
Una tendencia peligrosa
El éxito de la investigación y la detención de K en Paraguay, sin embargo, puso de manifiesto una peligrosa tendencia a ojos de la fiscal Llano y su equipo: en un año, otros dos alemanes fueron detenidos allí por abusos y posesión de material explícito de menores. Para el fiscal, parece que K “invitó a personas con tendencias pedosexuales” a venir a Paraguay a través de la Darknet. La fiscal teme que personas con un determinado historial se hayan instalado deliberadamente en el país suramericano.
Un historial como el que tenía K antes de venir a Paraguay a su pequeña cabaña junto al río.