La historia de la Constructora Meco inició como un pequeño negocio familiar en Costa Rica, pero en menos de 50 años logró convertirse en una gran multinacional latinoamericana con operaciones en Panamá, Colombia, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras y Belice. Sin embargo, el crecimiento vertiginoso de la constructora costarricense no ha sido ajeno a cuestionamientos, principalmente por las investigaciones judiciales en las que ha estado -y está- involucrada.
La empresa fue fundada en Costa Rica en 1977 por Carlos Cerdas y su padre Ángel Américo Cerdas, apodado “Meco”. El negocio familiar empezó como un proyecto modesto, liderado por un patriarca con experiencia en producción de agregados, pero sin formación académica, y su pariente, que juntos alquilaban maquinaria para participar en pequeñas obras locales.
En quince años habían crecido de tal forma que el mercado costarricense se tornó pequeño y empezaron a cruzar fronteras. En 1992, la constructora dio su primer paso hacia el exterior y abrió una sede en Nicaragua, donde desde inicios de los 2000 ganó algunos contratos, aunque el grueso de las obras las consiguió a partir de 2006, cuando inició el gobierno de Daniel Ortega. Las mayores obras suman al menos US$224 millones, según cálculos de esta investigación periodística basados en los registros públicos del Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, que han financiado casi todas las obras. La mayoría de los contratos fueron para mejorar accesos rurales y urbanos.
En El Salvador, la empresa tica ha obtenido contratos para construir al menos seis obras estatales de envergadura, que suman alrededor de 74,9 millones de dólares, hasta donde pudo verificar esta investigación en el Portal de Transparencia de ese país, pues el acceso a registros públicos se ha restringido desde que llegó a la presidencia Nayib Bukele.
Meco cruzó a Panamá para participar en la construcción de la ampliación del Canal Interoceánico, pero su época dorada en ese país empezó cuando llegaron los gobiernos de Ricardo Martinelli y de Juan Carlos Varela. En una década (2009-2019) consiguió ganar al menos 19 licitaciones de grandes obras públicas que sumaron más de US$1.500 millones, según cálculos realizados por esta alianza investigativa basados en los datos extraídos de las bases Panamá Compra y Contratista visible.
Desde el país istmeño, el salto a los países de más al sur fue menos complicado. La costarricense aterrizó en Colombia en 2010 con pequeños contratos de obra en Bogotá, que obtuvo bajo la administración de Samuel Moreno Rojas, un alcalde que terminó condenado por pagos de sobornos y otros actos ilegales.
Meco brincó de ahí a la escena nacional al integrarse en consorcios que ganaron tres enormes contratos en 2014 para construir carreteras de la Cuarta Generación (4G), un ambicioso proyecto del gobierno de Juan Manuel Santos que buscaba sacar del atraso vial al país, estructurando las costosas obras con el sector privado y dándole mayor transparencia a las licitaciones. En ese mismo año, Meco ganó contratos para remodelar o ampliar cuatro aeropuertos de ciudades colombianas medianas y algunas vías exclusivas del sistema de transporte masivo de Cali.
En diciembre de 2016, mientras que en el mundo se hablaba del caso “Odebrecht”, Meco seguía prosperando de forma sobresaliente. Así como avanzaban sus obras en Colombia y recibía aplausos por su celeridad, en Panamá ganó nuevos contratos. En este último país, entre enero y junio de 2017, obtuvo al menos otros tres contratos que sumaban US$487 millones. Parecía que no podía irle mejor.
Meco en medio de la podrida manzana azul
Sin embargo, en abril de 2016, el nombre de Meco volvió al escenario público tras la filtración de los Panama Papers, aunque pronto la duda sobre la compañía se disipó. La prensa costarricense, aliada del ICIJ en esa investigación, descubrió que Meco manejaba diversas sociedades offshore en las Islas Vírgenes Británicas. Meco se defendió alegando que, debido al gran volumen de operaciones que realizaba en el extranjero, requería de una estructura externa en esta jurisdicción y el suceso quedó en el olvido popular. Sin embargo, años más tarde, la Fiscalía de Costa Rica encontró en estos papeles de Panamá un posible “indicio de evasión fiscal”.
A finales de 2017, los fiscales panameños descubrieron que más de 60 empresas habían pagado sobornos a altos funcionarios del Ministerio de Obras Públicas, bien fuera para obtener los contratos o para adelantar los anticipos de obra que el Estado daba a las firmas privadas, a través de una empresa de factoring llamada Blue Apple Services. Meco estaba entre las señaladas. Un día después de que la procuradora general Kenia Porcell confirmó que estaba investigando el caso, Cerdas -quien actuaba como representante legal de Meco en el país- llegó a un acuerdo confidencial de colaboración con las autoridades panameñas por el cual confesó haber pagado 9,4 millones de dólares en dádivas ilegales, por medio del Ministro del Interior. En marzo de 2018, La Prensa publicó la noticia de la confesión de Cerdas, y un mes más tarde, La Nación reveló la existencia del acuerdo, aunque hasta hoy no se conocen sus detalles. En la práctica significó que ni Cerdas ni sus funcionarios en Panamá fueran procesados por la justicia, y que Meco siguiera obteniendo nuevos contratos en ese país sin mayor problema.
La revelación no pareció hacerle mella alguna a la constructora, y como demuestra esta investigación periodística transfronteriza, pudo seguir contratando con gobiernos de otros países e incluso contar con el aval de los acreedores. Tampoco le afectaron de inmediato los estallidos que han puesto en juego su reputación en su propio país.
Deslice la línea de tiempo hacia la derecha
Desde 2019, la empresa está siendo investigada por la justicia costarricense como presunta distribuidora de sobornos y dádivas a funcionarios públicos, en dos casos que han llenado titulares por meses en ese país, conocidos como Cochinilla y Diamante.
Así, la constructora en Panamá ha conseguido en los últimos tres años al menos tres contratos, uno de ellos en 2021 por US$57,8 millones, y en Colombia por lo menos otros seis grandes contratos entre 2020 y 2021 que sumaron US$897 millones, según cálculos de esta investigación periodística basados en los datos de contratación pública de Panamá compra, SECOP I y SECOP II.
Meco asegura que las malas prácticas son cosa del pasado y que ha renovado la dirección de su personal en Costa Rica, además de añadir nuevas instancias de control interno. No obstante, hallazgos de esta investigación sugieren que algunas nuevas caras no siempre han sido tan ajenas a las prácticas anteriores.
Esta alianza periodística envió el 29 de septiembre de 2022 un cuestionario con esta y otras inquietudes al dueño de Constructora Meco, Carlos Cerdas, pero al cierre de esta edición, no había contestado.
En Colombia, el daño reputacional que le dejaron sus malas decisiones y acciones alcanzó a la empresa, que ha tenido que ceder contratos, causando demoras y tropiezos en obras de vías por todo el país, con el consecuente daño para los usuarios, como lo documentó esta alianza periodística.
En Costa Rica, sus abogados batallan con las acusaciones de la justicia. Con argumentos de fallas en el debido proceso, están intentando que los jueces impidan que las muy publicitadas intervenciones telefónicas, que dejaban en obvia la participación de la compañía en los ilícitos de Cochinilla y Diamante, hagan parte de la evidencia del juicio. Además, un reciente informe de peritaje de un ex empleado de la compañía en Colombia, que pertenece al expediente del caso Cochinilla y al que ha tenido acceso esta alianza periodística, ha pretendido dejar sin piso los reportes técnicos del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) de la Universidad de Costa Rica, que habían determinado que la empresa había usado materiales de menor calidad que la contratada.
Con su reputación golpeada por estos escándalos y el proceso judicial pendiente en Costa Rica, Meco insiste en que ha enmendado sus prácticas y que prueba de ello es que mantiene proyectos activos en varios países y sigue ganando licitaciones. No obstante, todavía pesan las dudas sobre los hechos revelados por las investigaciones judiciales en Costa Rica y el crecimiento vertiginoso que alcanzó -en poco tiempo- en países como Panamá y Colombia.
En Tras los pasos de Meco participaron como:
Coordinación editorial: Ángela Contador y Marco Dalla Stella
Editora de datos: Margarita Torres
Producción general: Luisa Fernanda López Arias
Diseño gráfico: Alejandra Saavedra
Tras los Pasos de Meco es una investigación periodística de el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística – CLIP, CRhoy.com de Costa Rica, Foco Panamá de Panamá y El Espectador de Colombia.