Un árbol de shihuahuaco puede tardar 1.200 años en alcanzar un diámetro de 120 centímetros y una altura de 50 metros. Sobre sus elevadas ramas, especies como el águila arpía o el guacamayo escarlata construyen sus nidos. Como otros frondosos árboles que crecen en la espesa Amazonía capturan enormes cantidades de carbono y proveen alimento a mamíferos que contribuyen al equilibrio del ecosistema. Los científicos, que han recomendado incluirlo en la lista de especies amenazadas, calculan que cada año, solo en Perú, se cortan aproximadamente 184 mil de estos árboles de shihuahuaco, que la industria de la madera convierte luego en tablillas de parquet, madera pulida o aserrada para exportarlas a China (71%), Europa (13%), Estados Unidos (7,5%), México (3%) y más países (5%).
¿En dónde termina la madera de shihuahuaco trozada o procesada en forma de parquet y quiénes son los principales compradores? La respuesta no es sencilla, porque la información de exportaciones de Aduanas del Perú (Sunat) no contiene el detalle del tipo de especie o el nombre científico de las piezas de madera en todos los lotes exportados. No es una obligación para el exportador.
Para esta investigación periodística, parte de la serie Madera sin Rastro, se sistematizó la información de ocho años (2012-2020) de todos los registros de exportación que mencionan en alguna parte los nombres comunes (shihuahuaco o cumaru) o los nombres científicos de las distintas especies del género dypterix (o coumarouna) asociadas a este árbol. Se pudo identificar que el shihuahuaco aparecía en un total de dos mil envíos.
De acuerdo a este análisis preliminar, como sucede con otras especies forestales, China es el principal destino de exportación. Pero la falta de transparencia de los datos hace difícil conocer a los compradores finales de esta madera y seguir adecuadamente la cadena de suministro.
La Unión Europea es el segundo importador de esta madera extraída de la Amazonía peruana, con un 13%. A diferencia de las exportaciones de esta y otras maderas tropicales provenientes de Perú hacia Estados Unidos y México, que se redujeron luego del caso ‘Yacu Kallpa’, los europeos han seguido comprando shihuahuaco al mismo ritmo en los últimos años. Los principales destinos -dentro de ese 13%- son Francia (49%), Bélgica (14%), Dinamarca (13%) y otros (24%). Aquí, el shihuahuaco lo conocen con el nombre comercial de cumaru.
Entre 2012 y octubre de 2020, Perú exportó más de 948 mil toneladas métricas de madera a todo el mundo por un valor FOB (sin considerar impuestos ni seguros) de US$ 955 millones. De ese total, más de la mitad (al menos 531 mil toneladas) correspondieron a shihuahuaco, con un valor FOB superior a los US$ 531 millones. Es decir, de toda la madera que Perú exportó, por lo menos la mitad correspondió a diversas especies del género dipteryx (o coumarouna), shihuahuaco o cumaru, de acuerdo a los datos analizados.
Para esta investigación se coordinó con un grupo de expertos forestales para desarrollar la metodología y creación del registro de nombres científicos (géneros y especies) atribuidos al shihuahuaco.
De la Amazonía a los muebles de Europa
Las exportaciones a la Unión Europea entre 2012 y 2020 representaron, según estableció el análisis de datos de esta investigación, US$ 68,4 millones. La madera entró al viejo continente por 66 puertos, principalmente Le Havre, en Francia y Rotterdam, en Países Bajos. A pesar de que la información de exportaciones de Sunat es incompleta, compradoras de madera de shihuahuaco con sedes en Francia, Bélgica, Dinamarca y Holanda, entre otros países.
¿Por qué es importante conocer la ruta comercial de este árbol? Desde el 2015 diversos investigadores vienen alertando cómo la creciente demanda de madera shihuahuaco lo ha puesto en riesgo de extinción. Han advertido que si no se toman medidas para controlar su sobreexplotación en la Amazonía, esta especie milenaria podría desaparecer. El gremio de compañías madereras se ha opuesto a que se le incluya en la lista oficial de especies amenazadas.
Uno de los compradores finales de la madera amazónica es la compañía Van Den Berg Hardhout, con sede en Holanda, y que, según su sitio web, cuenta con certificado del Consejo de Administración Forestal (FSC), una certificación forestal internacional que, según la organización, garantiza que la madera comprada provenga de bosques con manejo forestal sostenible. Van Den Berg Hardhout importó en ocho años más de 5.800 toneladas de shihuahuaco peruano valorizado en US $ 4,6 millones.
En su catálogo en línea explican que el cumarú, como llaman al shihuahuaco que venden, proviene de bosques tropicales de Sudamérica, “en la región amazónica de Brasil”. No hay mención a Perú, pese a que los datos de exportaciones indican que Perú es uno de sus proveedores.
Consultada sobre el tema, voceros de la compañía confirmaron a OjoPúblico, vía correo electrónico, que alrededor de la mitad de sus importaciones provienen de Perú. Explicaron, además, que el shihuahuaco era una de sus especies “preferidas” por su durabilidad y resistencia a condiciones húmedas, como las que tiene Holanda. El vocero de Van Den Berg Hardhout también señaló no tener conocimiento sobre la sobreexplotación del árbol, reportada en los últimos años por los científicos.
Al ser consultados, sobre cómo garantizan la procedencia legal de la madera importada desde Perú, la firma dijo que solo compran madera con certificación FSC, que cumplen con la regulación europea para el comercio maderero y que mantienen “relaciones a largo plazo con proveedores fijos”.
La compañía holandesa nos sugirió comunicarnos con Jeroen Ex, un experto forestal holandés radicado en la región amazónica de Loreto, quien -según dijeron- los puso en contacto con “los proveedores adecuados en Perú”. Jeroen Ex trabajó como especialista en adquisición maderera en Inversiones La Oroza entre abril y octubre de 2017, y desde entonces labora como consultor asociado en servicios ecosistémicos de la Amazonía en la organización Form International. OjoPúblico intentó comunicarse con él vía telefónica, pero no atendió nuestras llamadas, mensajes ni correos.
La segunda empresa europea con mayores importaciones desde Perú en el período 2012-2020 es Vogel, con matriz en Bélgica. En este tiempo la compañía ha comprado 2.700 toneladas de shihuahuaco por US $ 4,1 millones, a compañías peruanas como Consorcio Maderero SAC, Industrial Forestal Huayruro y Maderera Bozovich. OjoPúblico se puso en contacto con Vogel para conocer cómo aseguran el origen legal de la madera, pero no atendieron los correos.
En tercer lugar se encuentra Global Timber, de Dinamarca. Esta empresa asegura tener “la mayor cantidad de madera en todo el norte de Europa [...] de la mejor calidad, proveniente de seis continentes”. Los registros de aduanas indican que esta compañía importó desde Perú más de 2.200 toneladas de shihuahuaco, por un total de US $ 3,9 millones en estos ocho años.
El catálogo de la empresa danesa detalla que sus productos son elaborados con cumarú proveniente de Brasil, pero no hacen referencia a madera de Perú. Aunque este medio trató de comunicarse con sus representantes, no atendieron las consultas.
La Unión Europea, integrada por 27 países, se rige por el denominado reglamento de la madera, que establece obligaciones para los agentes que comercializan este producto forestal y sus derivados. Entre ellas, sobresale la necesidad de que la madera se encuentre respaldada con información sobre el cumplimiento de las leyes nacionales, para evitar el comercio procedente de la tala ilegal.
Sin embargo, diversos especialistas alertan que a la fecha no existe un control debido a los productos que ingresan al continente.
“Hay miles de maneras para defraudar a las autoridades, como conseguir permisos de forma irregular o declarar mal las especies de madera", explicó a OjoPúblico, vía correo electrónico, Klaus Schenk, director de la organización Salva la Selva, con sede en España. "Esas manipulaciones no son fáciles de detectar para las autoridades europeas, porque la madera viene con permisos ‘legales’. Otro tema es la falta de controles en países como España, Italia y Alemania, donde se realizan pocas inspecciones y se toman pocas muestras”.
Las proveedoras peruanas
En Perú, son más de 60 empresas las principales exportadoras de shihuahuaco hacia el mundo. Sumando los envíos de los ocho años (2012-2020), la primera exportadora de esta madera a la Unión Europea ha sido Maderera Bozovich, con exportaciones de 6.500 toneladas a 20 empresas europeas, por un valor FOB de US $ 10,7 millones.
En segundo lugar se encuentra IMK Maderas SAC, por un valor FOB de US$ 8,5 millones y tuvo como destinos principales a Francia, Bélgica y Dinamarca. Esta empresa, con sede en Lima, inició sus operaciones en 2004. El tercer mayor exportador de esta especie es E & J Matthei Maderas del Perú. En los últimos ocho años, esta compañía envió 5.100 toneladas de shihuahuaco a Europa, por un valor FOB de US $ 6,8 millones.
En mayo de 2017, un contenedor de esta empresa, representada legalmente por Jorge Luis Valentín Budge Roca, con destino a Holanda, fue intervenido por la policía antidrogas. Dentro de la madera, consignada como shihuahuaco, se hallaron más de 138 kilos de clorhidrato de cocaína escondidos entre la madera. Fuentes del Ministerio Público señalaron a OjoPúblico que la investigación sobre este caso se encuentra a cargo de la segunda fiscalía especializada en delitos de tráfico ilícito de drogas del Callao.
Jorge Luis Budge Roca, también es representante legal del aserradero Agroindustrial Jae SAC, sancionado con más de S/ 9.800 por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) en 2019, al poseer productos forestales extraídos sin autorización al momento de la intervención.
OjoPúblico se comunicó con el representante de la empresa, pero hasta el cierre de esta publicación no respondió.
La oposición de la industria
¿Qué medidas ha considerado el Estado para proteger la creciente presión comercial sobre el shihuahuaco? Hasta ahora muy pocas.
La primera categorización de especies amenazadas de flora silvestre se dio en 2006 a través del Decreto Supremo 043 e incluía a la caoba (Swietenia macrophylla), al cedro (Cedrela lilloi C.DC) y el ishpingo (Amburana cearensis), entre otras. Además, en el artículo 138 del Reglamento de Gestión Forestal estableció que esta clasificación debe actualizarse cada cuatro años. Sin embargo, desde aquella primera lista nunca hubo otra modificación. El 2015 fue el primer intento.
El 2015, convocados por Serfor y bajo la supervisión del Ministerio del Ambiente, un grupo de 99 expertos, convocados precisamente, para analizar la situación de las especies forestales y elaborar un nuevo listado de aquellas en peligro. En su lista incluyeron a 705 expecies, entre ellas el shihuahuaco (Dipteryx micrantha). El informe recomendaba clasificar a 61 especies “en estado crítico” y a 87 “en peligro”. Con este informe técnico, el Ministerio de Agricultura, puso en consulta pública sus recomendaciones y fue entonces cuando llegaron las cartas del gremio maderero.
El 6 de noviembre de 2016, luego de que se conociera la prepublicación de especies amenazadas, el abogado y presidente del comité de madera de la Sociedad Nacional de Industrias, Alfredo Biasevich Barreto, envió un correo electrónico -al que tuvo acceso OjoPúblico- a diferentes sectores del Estado y del gremio empresarial. En el mensaje, el abogado mostró su rechazo ante la inclusión del shihuahuaco en la lista de especies en peligro e, incluso, pidió que se lo retire de la nómina.
“Se está poniendo en peligro a la industria maderera, ya que se incluyen prácticamente todas las especies maderables de alto y mediano valor comercial”, indicó Biasevich Barreto en el correo. Allí adjuntó, además, las críticas a la clasificación propuesta de Mauro Ríos Torres, a quien presentó como un “conocido consultor en el sector forestal”.
Ríos Torres, ingeniero forestal de profesión, ha tenido experiencia en el rubro maderero, donde fue gerente de cuatro compañías dadas de baja, entre 1998 y 2006, según registros de la Sunat. Asimismo, en 2019 trabajó como consultor externo de Promogest SAC, una empresa del rubro de ingeniería y arquitectura. Y, actualmente, se desempeña como director de gestión sostenible del patrimonio forestal de Serfor, institución que tiene a cargo, precisamente, la aprobación del listado de especies amenazadas.
El 29 de noviembre de 2016, casi un mes después del correo de Biasevich Barreto, un grupo de 75 investigadores nacionales solicitó al Ministerio de Agricultura que la lista de especies amenazadas sea aprobada “inmediatamente” y se “tomen las medidas necesarias para la protección y recuperación de las poblaciones silvestres de las especies de shihuahuaco en el país”.
Ante la solicitud de los científicos, Serfor les respondió con una carta, enviada el 10 enero de 2017. En ella, la autoridad forestal planteó que en el proceso de categorización se habían detectado “vacíos de información” que no permitieron sustentar la clasificación de algunas especies. El documento -firmado por Walter Nalvarte, de la Dirección de Gestión Sostenible del Desarrollo Forestal y Fauna Silvestre- indicaba, además, que el estudio no había realizado el análisis poblacional de la especie, aunque esta evaluación debe ser realizada por Serfor.
Dos semanas después, el 25 de enero de 2017, los investigadores respondieron la carta y precisaron que el estudio sistematizó y analizó información de más de 30 años, además de contrastarla con datos de los anuarios forestales oficiales del Ministerio de Agricultura. Desde entonces, el Serfor no volvió a responder.
Sin embargo, en mayo de 2019, un grupo de investigadores remitió a este organismo la ficha técnica -a la que accedió este medio- donde se indicó que el shihuahuaco (en su especie dipteryx micrantha, la más numerosa en el país) se encontraba en “peligro crítico”, es decir, cuando enfrenta un riesgo extremadamente alto de extinción en el futuro inmediato. Dos años más tarde, el documento sigue sin aprobarse por el Serfor, a pesar de las alertas de sobreexplotación.
A casi cinco años de la prepublicación de este informe técnico elaborado por los científicos, aún no hay respuestas claras de parte del Ministerio de Agricultura, ente que lleva la tutela sobre la gestión forestal en Perú.
Durante seis meses, OjoPúblico preguntó a las autoridades de manera insistente sobre los avances de la propuesta, pero solo logró una respuesta oficial del Serfor, tras realizar un pedido de información sustentado en la ley de transparencia. A inicios de abril de 2021, el área responsable de acceso a la información indicó que el documento se encontraba “en trámite” en la Dirección General de Política y Competitividad Forestal y de Fauna Silvestre, por lo que no se podría entregar por “acceso a la información pública”.
La propuesta todavía no tiene fecha programada de publicación, como ha informado la directora de Conservación Sostenible de Ecosistemas y Especies del Ministerio del Ambiente, Fabiola Núñez Neyra, en los últimos días. “Hay un trabajo de categorización que está llevando Serfor y esperamos que prontamente sea aprobado”, señaló durante la presentación del libro digital “Estado situacional del género Cedrela en el Perú”, sin brindar mayores detalles.
El pasado 22 de abril, la bióloga y especialista del Serfor, Rosario Bravo Urtecho, también se refirió al tema en una actividad académica e indicó que el documento se encontraba “en proceso”. Sin embargo, esta especialista adelantó que el shihuahuaco aparecía en la nueva lista, aunque no detalló en qué grado de amenaza se consideró a dos de sus especies: dipteryx micrantha y dipteryx charapilla. Es decir, no aclaró si se encuentran en peligro crítico, en peligro, en situación vulnerable; o si califica como casi amenazado o con datos insuficientes para determinar una categoría específica. (Nota: ver vídeo desde min 32).
Este encuentro formó parte de un proyecto de investigación a cargo de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga y un grupo de científicos brasileños. El trabajo tiene como objetivo reunir información para permitir la conservación del shihuahuaco, considerado en el estudio como “una especie neotropical amenazada”.
Al ser consultado sobre el retraso en la aprobación de este documento, el exjefe de Serfor, Luis Alberto Gonzales-Zúñiga, señaló que cuando estuvo en el cargo -entre febrero de 2019 y junio de 2020- intentaron avanzar con “discreción porque iba a generar resistencia por parte de los exportadores de madera”. Gonzales-Zuñiga agregó que no contaban con suficiente presupuesto para culminar el proceso, que estuvo a cargo de la dirección de gestión de patrimonio de Serfor y demandaba “bastante solidez para que nadie pudiera objetar [los resultados]”.
El año pasado, el gobierno peruano retiró del cargo a Gonzales-Zúñiga sin comunicación previa, cuando este sector impulsaba medidas contra el tráfico de madera. “Hubo todo un trabajo subterráneo y oscuro para debilitarnos”, señaló el exfuncionario forestal en una entrevista a este medio, luego de su desvinculación.
Ante las consultas de OjoPúblico, el Serfor evitó pronunciarse sobre la aprobación de la nueva categorización de especies amenazadas y señaló, a través de su oficina de prensa, que no podían “adelantar la información hasta que [el listado] sea publicado”.
Un vocero del Minam, mientras tanto, dijo que han participado en el proceso desde 2014 y que la última comunicación oficial con Serfor se dio en 2020. No obstante, indicaron que los equipos técnicos del sector “han venido realizando coordinaciones”. El área de comunicaciones también explicó que, a la fecha, han recibido dos propuestas de listado de especies: una elaborada en 2018 y otra, de octubre de 2020.
La aprobación de esta norma no ha sido la única tarea pendiente del sector forestal: al analizar las exportaciones históricas de shihuahuaco, OjoPúblico también detectó inconsistencias en la clasificación científica atribuida a este árbol -del género Dipteryx- en las últimas dos listas oficiales de productos forestales, que tienen a cargo el Serfor.
De acuerdo a la autoridad forestal, en 2016, el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) realizó una revisión en la que se detalló la existencia de Dipteryx micrantha y Dipteryx charapilla en Loreto. Mientras que otras especies del género Dipteryx anteriormente identificadas en el Perú, como el odorata, alata y rosea, fueron descartadas por los autores del estudio.
La institución indicó que los cambios en los documentos técnicos respondieron a que “ciertas especies se encuentran bajo un proceso de revisión taxonómica, lo cual se manifiesta en cambios en los nombres científicos vigentes, así como, en su presencia en el país”.
La discusión y relevancia sobre estas nomenclaturas trasciende el ámbito científico: de ellas dependerá la forma de identificarlas en la eventual inclusión oficial del shihuahuaco en la lista de especies amenazadas.
Las alertas sobre la posible desaparición del shihuahuaco así como la poca información sobre esta especie no solo se han dado en Perú. La doctora en botánica tropical por el Instituto de Investigación Jardín Botánico de Río de Janeiro, Catarina Silva de Carvalho, indica que en Brasil la “falta de conocimientos relacionados a la delimitación de especies y el tamaño real de la población” de este árbol son algunas de las razones para que la conservación del mismo sea prioritaria.
Silva de Carvalho también considera que esta especie debe ser incluida en la lista de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), pero plantea publicar primero un estudio taxonómico que delimite las especies del género. “Otro paso que creo que se puede dar es la inversión en ciencia, para que se realicen estudios poblacionales, ecológicos y de conservación sobre las especies que se explotan”, agregó.
A inicios de mayo, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) recogió hallazgos de un estudio de Silva de Carvalho, y de otros investigadores forestales, para sustentar y recomendar que el género Dipteryx -entre ellos el shihuahuaco peruano- sea incluido en la lista de Cites.
En esta investigación periodística transfronteriza colaboraron, además:
Reportería: Sarena Snider, Ian James Hodgson, Daniel Avis (Columbia Journalism Investigations)
Producción: Luisa Fernanda López Arias
Audiencias: José Luis Peñarredonda
Administración: Emiliana García
Análisis de datos: Rigoberto Carvajal
Webmaster: Diego Arce
Ilustraciones: Miguel Méndez
Animación: Pardix
Edición de video: Luis Gabriel Morales